jueves, abril 06, 2006

La tarde me encuentra dormida... una cena con una amiga que se finaliza a la madrugada, 6.30 suena el reloj, aun era de noche. Creo que el impulso de la rutina hizo que me levantara, una tarde confusa, casi no recuerdo nada. Siento que hace dias que no despierto. Mi espalda se anuda en la silla. Mi hija descansa en su cama, una siesta prolongada, me quedo contemplando sus labios rojos, me encanta observarla... Espero su llamado, otro dia mas, otra semana mas, que debio viajar, comienzo a acostumbrarme a esta sensacion diaria de no tener con quien estar, de no saber que hacer... Siento que si me acuesto, pierdo el tiempo (no se de que me pierdo si alcabo no hago nada), los libros estan demasiados lejos como para levantarme a buscarlos, la monografia uf.. no tengo ganas de escribir (ilogicamente aca lo estoy haciendo). Me siento una mujer incomprendida por mi misma, ja.
Hoy fue un dia distinto... hoy senti lo que es estar en el limbo y que todo sea secundario. Solo las agujas del reloj y yo. esperando que llegue la noche, para cocinar algito y acostarme, para volver mañana a la realidad de estar viva.
Te busco en cada lugar, en cada cara que camina a mi lado, a cada segundo…
Mi piel comienza a sentir la ausencia de tu perfume, la profundidad de tus labios cuando chocan en los míos y descubro que el tiempo es eterno si no lo vivo contigo.
Si cierro mis ojos, me proyecto a tus brazos en donde por segundos, parezco estar soñando, una mezcla de sentimientos me abruman, me hacen descubrir que lo que siento por vos crece día a día.
Cuando apoyo mi cabeza en tu pecho y dejo que los minutos pasen en silencio, logro escuchar mi alma que sonríe de felicidad…

A mi GITANA

Aveces miro tus ojitos negros, cargados de tanto brillo, en donde tu felicidad se escapa por cada rinconcito… cuántas veces, hija mía, nos hemos quedado durante largos segundos mirándonos fijamente a los ojos, momentos en donde yo necesite una palabra de apoyo, y tus ojos me los trasmitieron, momentos en donde te reflejabas en los míos y yo en los tuyos… sin decir una palabra, dijimos tanto…
Cuántas noches, gitanita mía, he sido yo, la que no quizo irse de tu cama, para no dejar de sentir tu corazoncito latir sobre el mío, aunque tu brazito regordete se encontrara cruzado sobre mi cuello, y tu pierna sobre mi cintura descansara, aunque yo intentara dormir diez centímetros fuera de la cama…
Cuántos días, pequeña mía, me he innotizado mirándote bailar, frente a un espejo, imitando mis caras que a escondidas te enseño.
Cuántos bailes juntas, hemos compartido, en el living de casa, cuando tus cantantes favoritos se escuchan en todo el edificio.
Cuántas conversaciones hemos tenido en la bañera, ese es nuestro diván, en donde las dos nos decimos, nos preguntamos o nos respondemos.
Cuántas cenas en Mc donals hemos tenido? Es como si fuera a tomar ese cafecito con alguna amiga…
A veces, hija mía, me pregunto si mi papel de mamá –amiga, es correcto…?
Sin embargo cada tarde que llego del trabajo, cansada de la rutina diaria, son tus brazitos que me reciben al abrir la puerta, ese : “te amo mamita” , “te extrañe- mucho”,y el abrazo de bienvenida, logran que deje mi dolor de cabeza en la alfombra de entrada y me siente en esa sillita roja de plástico junto a Pepa y a Pooh a tomar el te, o que me siente a pintar con tus acuarelas.
Cuantas veces hija mía, he intentado ocultarte mi dolor de cabeza y tu inocente mente me preguntas: “estas tiste mamá?” o “tas enojada?” , hay hija mía, cuán grande es dios… cuán grande te ha hecho el a Vos…
Mamá nunca esta triste para vos, mamá nunca tiene dolor de cabeza para mi princesita…
Mamá es feliz con solo mirarte, con solo alzar tu cabello con esas hebillitas que tanto te gustan y juntas compramos…
Hay, gitanita mía, pichoncito de azúcar, rezo para que cada día de nuestras vidas nos encontremos tan amigas como hoy, y tan orgullosa yo, de que me llames MAMÁ.